
Imaginaba el después de un tiempo dormido cuando saltó del caracol errante. Ahora tendría tiempo para soñar despierto tumbado en una hamaca.
Entretanto se buscaba a alguien que pudiera sostener un pedo divino, dividido entre el cuerpo y el alma.
De los prostibulos de diamantes, pintura y sangre hallariamos un camino nuevo que trazar semidesnudos, sólo vestidos por un gorro de papel protegiendonos del sol y del frio miembro de un demonio cojo.
Era un tio cojonudo- dijo Príapo.
Corre corre que te cojo- le dijo un eyaculador precoz a otro.