sábado, diciembre 20, 2008

CAYERON LOS OJOS BUSCÁNDOLE



Yo conocí a un tipo que no tenía pestañas y se cortaba el vello del escroto y lo hacía volar. Ante sus puñados de pelo pedía deseos una y otra vez. Y todos podiamos ver como brillaban sus ojos y como en sus ojos se reflejaban meteoritos cayendo tras nosotros, pero cuando nos girabamos nunca había nada.

Daba puñetazos al aire y no se enfadaba nunca. Y nosotros nos preguntabamos si desayunaba zumo de naranja con soja.

Siempre se hacía daño en el mismo sitio, pero no creía que fuera una señal.

Fue cuando le acompañé a comprar pienso para perros marca Descartes que no volví a verle. Sóno una musica en espiral y se lo llevó una nave espacial.

Él solía decir que no debería haber querido parar el tren en marcha, y que no tendría que haberse tirado al suelo para cantar.

Quería cortarse la cabeza y alzarla con su mano izquierda para tenerla siempre arriba. Y decía que todos eramos unos recién nacidos.

Me gustaba mucho ir a su lado cuando ibamos a coger el tren. Corríamos al lado del tren y jugabamos a ser más rápidos que el.

Tiempo después he vuelto a verle. Los de la nave le dejaron escapar con la condición que hiciera que un periodista le lanzara un zapato a un dirigente estadounidense.

Está un poco cambiado. Ya no es verde y parece hasta humano.

Creo que ya no come galletas.
Creo que quiere nuestros sueños.
Creo que quiere cambiar el mundo.
Creo que ha escapado del psiquiatrico.
Creo que viene hacía mi, con la cabeza en su mano, bailando.