martes, septiembre 11, 2007

VENGO


Yo también canto para el poeta de alma grande, como en otro tiempo hicieron otros. Y derramo el vino en su frente porque le he visto dormir junto a las estrellas. Y cuando noto que me ahogo sigo sus huellas por el firmamento, pero me cuesta alcanzar sus palabras, porque cada vez el eco se hace más eco y el pensamiento quema por dentro.


He aquí vapor, cogedlo.




Porque ahora soy la palabra lágrima.



Cuando sigue el lamento sólo quedo sola ante mi. Todo sonido queda atrapado por una esfera temporal y se calla el futuro.


Hubiera querido saludar al minotauro o tal vez debiera intentarlo, pero siempre vuelve el ruido.